Uno de los principios y valores de la agroecología es la de acortar las distancias entre el consumidor de alimentos, y sus agricultores y/o elaboradores.
Es decir vincular el campo con la ciudad, esa conexión que se ha perdido con el avance de la agricultura industrial y las sociedades industrializadas. Compramos en los comercios de nuestra ciudad productos que se han producido a miles de kilómetros en otros continentes bajo este modelo comercial globalizado. Un modelo donde el agricultor y consumidor no tienen, contacto entre si, ni poder de decisión sobre lo que producen o consumen cada día, sino que esto, lo decide el mercado marcado por grandes empresas multinacionales que deciden que se cultiva, donde, a que precio lo pagan y lo venden.
Las consecuencias es que los agricultores pierden autonomía sobre el manejo de su producción y los consumidores nos hemos visto de manera inconsciente modificando nuestros hábitos alimentarios tradicionales. Ya que se desvincula la producción de su entorno, de su territorio de sus gentes y su gastronomía. Produciendo una amplia perdida de biodiversidad natural, cultivada y cultural.
El propio ritmo de vida de la sociedad industrial actual nos hace vivir desvinculados totalmente de este acto de soberanía alimentaria que es el decidir que queremos comer, de dónde vienen nuestro alimentos.
Response to "Soberanía alimentaria desde el huerto"