La vida actual nos mantiene en un ritmo acelerado, donde todo es inmediato y rápido. Cuando tienes un huerto aprendes que en realidad el resto de la naturaleza necesita sus tiempos, debes aprender a esperar, a trabajar la paciencia, a descubrir cada día cosas nuevas que el huerto te enseña. Cuando estás trabajando en la tierra, sembrando, regando, podando… es una meditación con tu huerto, estás en plena consciencia visualizando las nuevas cosechas, nuevas siembras… Desconectas del estrés diario y te conectas a las plantas, la tierra y a ti misma, te llenas de energía positiva y endorfinas.
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